CrónicaS de los 10.000 del Soplao 2010

Tema en 'General MTB' iniciado por ChocoBike, 23 May 2010.

  1. Almudena

    Almudena Deore

  2. pecoby

    pecoby XTR Di2

  3. PEDALES

    PEDALES Deore XT

    No te preocupes, Lorenzo, que por aquí también apareces:

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    He tenido que tragarme muchas fotos y agudizar la vista, je, je :defiesta
     
  4. Toro Bravo

    Toro Bravo XTR Di2

    Me da a mí que el copia pega no lo dominas mucho.

    De todos modos, muchas gracias por mi foto.
     
  5. Toro Bravo

    Toro Bravo XTR Di2


    El de detrás soy yo.
     
  6. PEDALES

    PEDALES Deore XT

    Almu dándolo todo en la Cocina:

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    Que esto no es senderismooo! Que es mtb!!! Ja, ja, ja:

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  7. Toro Bravo

    Toro Bravo XTR Di2

  8. Lorenzo

    Lorenzo Guest

    Gracias Dani, tienes una vista de lince, yo ya me estaba quedando bizco.

    Toro, que buen primer plano nos han sacado pateando los campos cántabros. Claro, los muy listos nos dejaron la parte mala, jajajajaja. Además quería que saliera bien mi bici, jejejeje.
     
  9. Pre

    Pre XTR Di2

    Lo que vienen siendo unos cojones como los de caballo del Espatero.
     
  10. Pre

    Pre XTR Di2

    Torito y Lorenzo a pata !!!!!!!!! :shock:

    Y quiere el Murchero que yo vaya un año, jajajajajajajajajajajaja. Me meo toa.
     
  11. Lorenzo

    Lorenzo Guest

    La pareja feliz entrando en meta, que chula es esta foto:

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    Y el Torito (te la debía):

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  12. BikeTravel

    BikeTravel XTR Di2

    Que me gusta esta foto :)

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  13. ChocoBike

    ChocoBike Deore XT


    Gracias por la foto........:ymca

    Seguiremos buscando, seguro que van saliendo más de todos.

    Saludos.
     
  14. LIDER

    LIDER XTR

    biketravel, no me extraña que te guste, cuando has conseguido una cosa asi, te hierbe por dentro de un subidon que no veas, y a ti lorenzo, ni que decir todo un crack
     
  15. Lorenzo

    Lorenzo Guest

    Almudena tirando con poderío, y Jesús a duras penas aguantando su rueda, jejejejeje

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    Doy fe que hice fotos en la salida (el fotógrafo fotografiado):

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  16. PEDALES

    PEDALES Deore XT

    En el hilo de "fotos" he dejado colgadas las mías.
     
  17. Toro Bravo

    Toro Bravo XTR Di2

    Jajaja, no dormías por no haber cumplido la promesa y haberme puesto la cornamenta con Kanina´s bikers.
     
  18. pecoby

    pecoby XTR Di2

    Ya no soy el único q sale haciendo duathlon jejejejejejejeje
     
  19. PEDALES

    PEDALES Deore XT

    CrÓnica De Una Aventura

    CRÓNICA DE UNA AVENTURA

    Allá por el mes de diciembre de 2008, creo recordar, y en la valentía que da el floreciente enamoramiento, el mentecato me habló de una prueba muy dura que se disputaba en mayo, de 165 km y un desnivel exagerado, llamada “Los 10.000 del Soplao”.

    Con ese título, evidentemente lo primero que pensé es que respondía a que todo aquel que la hacía y llegaba a menta debía estar sonao, o “soplao”, en este caso. Y con la misma rapidez pensé que se trataba de una más de las locuras que se le ocurrían de vez en cuando al del biberón caducado, quedando en una anécdota, en algo lejano que no estaba a nuestro alcance.

    Pero cuál fue mi sorpresa que llegó enero del siguiente 2009 y al Choco le dio por poner el primer entrenamiento soplero, que lo había comentado con su chirri (Almu) y que los dos estaban decididos a acudir al evento.

    Enseguida me apunté a los entrenos y algo me decía que era fácil que el deseo no llegara a cumplirse. Se necesita mucha constancia e ilusión para hacerlo. Pero los días de salidas se fueron sucediendo, y los entrenos, cada vez más duros, superando. Así que tuve que plantearme acudir con ellos. Pero como pasa muchas veces en la vida, no siempre podemos hacer lo que queremos, y la mala fortuna hizo coincidir la fecha de aquella edición con la del cumpleaños de mi señora esposa (bueno, más bien la celebración), y como la pobre ya estaba soportando mis repetidas salidas y “abandonos” no quise defraudarla y opté por quedarme aquí, que ya habría otro año para intentarlo.

    Aquella ilusión de dos grandes amigos la viví como propia. El 23 de mayo de 2009 me levanté nervioso, deseando que me dieran noticias, que me contaran. Escuché por la radio la carrera. Y cuando pude hablar con ellos en meta, oyendo sus voces de emoción, sentí una ilusión tremenda, aunque con una espinita clavada por no haberla hecho juntos después de tantos días picando pedales y hablando de lo bonito que tenía que ser aquello.

    Después, a su vuelta, sentía orgullo. Veía sus fotos, leí varias veces sus crónicas, y me metí en cientos de foros, además de un sinfín de videos de youtube; y la experiencia me pareció épica. Ese día me convencí que alguna vez, y si dios quería el año próximo, estaría en aquella salida, juntos a ello, para vivir la experiencia.

    Convencido, hablé con mi mujer, para que supiera el invierno que iba a darle, de noches de spinning, ser pejiguera con la dieta, de viernes en los que me acostaría temprano y sábados perdido por alguna sierra. Y con la misma ilusión me dijo que no me preocupara, que adelante, que lo iba a conseguir. Por eso la quiero tanto.

    Y en enero de este año salió la fecha, 22 de mayo, junto al plazo de inscripción, que rellenamos enseguida, como si fueran a quitarnos el puesto. De hecho, con tantos meses de antelación incluso cogimos la casa, para tener toda la logística cerrada y sólo nos quedase centrarnos en la preparación, que no era poco.

    Mi dorsal, el 1438. Y esa misma noche recuerdo que me fui a la cama soñando con la cabalgada por los montes cántabros, viendo los neveros, sintiendo el aire, el frío de los puertos, viendo las vacas pastar y el aire mecer las copas de los árboles. Me tenía que esforzar.

    Con ese deseo llegaron las salidas, al principio por el Aljarafe, después en Aracena (que buen día echamos con Oneti), mis escapadas solitarias por Cazalla, los preparativos para la Jurdana con la flaca y los máquinas-carreteros (qué buena gente), y las escapadas entresemana al “circuito” de Azalcóllar-Castillos de la Guardas.

    Los kilómetros aumentaban y poco a poco notaba que iba sirviendo. Pero como no puedes prever cómo transcurrirán los acontecimientos, el 2 de mayo una fuerte caída frenó mi progreso. Me dañé la rodilla, el brazo, las manos y sobre todo la cara, con varias rajas, la pérdida de un diente y otro astillado, salvándome el bendito casco de algo peor. Eso sí, en ningún momento me fastidié el ánimo, las ganas de seguir, de acudir con mi cita. Y aunque los primeros días lo veía algo negro (la lucha no sólo es con uno mismo sino también con la familia), poco a poco me convencí que era posible, que no era ninguna locura.

    Después de una semana en el dique seco, comencé a hacer spinning. Las heridas tiraban y el sudor me provocaba un sinfín de picores. El dentista me dijo que tenía que tener mucho cuidado, que la dentina se podía infectar, aunque me podía hacer un apaño, y que otro diente lo tenía astillado, además de una pequeña grieta en el hueso del maxilar superior. Pero aquello tampoco me frenó.

    A una semana vista, recibí las indicaciones culinarias del amo de la dietética, Mr. Lorenzo (ja, ja, ja). Me harté de proteínas (mi MDR incrédula, aunque ya está curada de espanto), para cambiar los tres últimos a una “hidrofilación megalítica de hidratos”, vamos, pasta por un tubo. Aparte, di mis últimas dos clases en la bici “de mentira”, la estática, eso sí, a ritmo de “descanso activo”. Y la noche anterior, el nervio me consumía. Preparativos, resolución de problemas de última hora (como no) y a la cama.

    A las 4:30 sonó el despertador. Joder, vaya madrugón!. Eso sí, como si no fuera esa hora, porque me desperté como un resorte, supongo que por la emoción. Tras dejar una nota a mi bendita mujer de declaración de buenas intenciones cargadas de tinte prosaico y evidencias de amor, acudí a la “zona 0”. Saludo a los compañeros, cargamos las bicis, recogimos a Lorenzo y la última parada en el pirulí del Alamillo, donde vimos a un lejano Toro Bravo (quillo, el saludo, el saludo, ja, ja, ja).

    Así comenzamos la marcha. La comandaba la “furgo-pandi”, con Choco, Almu, Pecoby y el menda, y detrás el bólido de Rafa, que viajaba acompañado de Lorenzo.

    Las descargas fisiológicas fueron una constante en el trayecto, supongo que era evidente por tanta ilusión contenida. Aunque de las cargas tampoco nos podemos quejar, que ese aporte de pestiños de la santa madre de Pedro, la buena Sra. Manuela, nos vino a todos de maravilla.

    Así las cosas, nos plantamos en los alrededores de Cabezón de la Sal a eso de las dos de tarde. Antes de llegar, en cada rotonda, poste o esquina, colgaba una bicicleta vieja y coloreada que anunciaba que estábamos allí, que habíamos llegado. Tras la llamada de rigor para comunicar que todo iba bien, nos sentamos a la mesa. Entre cocido montañés, pasta, chuleta de novilla y demás manjares del menú, echamos unas risa, y entre las anécdotas esa de Toro en la que al echar una foto por delante le pasó una camarera, al tiempo que la otra, por detrás, le hizo un quiebro, por lo que el cachondo de Rafa, con el arte que le caracteriza, dijo muy “sentío”: “Coño, si aquí hay más gente que en el metro de Tokio”, ja, ja, ja.

    Después nos fuimos a la recogida de los dorsales. Vimos el maillot, que a ninguno nos gustó mucho. Y nos encontramos con Antonio (Bike Travel) que había viajado un día antes.

    Tras muchas fotos, al hotel, bueno, nosotros a una preciosa casa en mitad del campo, a unos kilómetros del pueblo, donde fuimos a descansar un rato y después preparar las máquinas. La cosa pintaba perfecta. La gente del caserío rural era muy amable, y aquello además se fue animando, llegando a lo largo de la tarde varias furgonas llenas de bikers provenientes de Madrid, Bilbao, Vizcaya y otros rincones de España.

    Tras una cena de órdago, preparamos la vestimenta. "¿Me llevo el camel o sólo el bote?; ¿me pongo una camiseta térmica u otra más de verano?; ¿y los manguitos?". Imaginaros, todo lo dudas y estás nervioso por cada detalle. La suerte estaba echada.

    Tras una breve charla en la que Lorenzo y yo quisimos arreglar el mundo (je, je), nos quedamos sopa a eso de las 11, que a las 7:15 teníamos que estar en el cajón de salida.

    El desayuno apenas lo recuerdo. Pensaba en las horas que quedaban por delante, que no me doliera la boca, que debía acordarme que tenía que echarme crema en las heridas para evitar lo más posible el sol, que ojalá no me dieran calambres, si iría bien después de más de 20 días sin subirme a una bicicleta… Estaba deseando empezar.

    Al llegar, miles de ciclistas. La avenida principal, repleta; Las calles aledañas, un río de tíos en bicicleta. Música en los altavoces, gaiteros, ambientazo en definitiva. Allí nos juntamos los 7 valientes, todos uniformados como Hispas, y tras desearnos suerte y echar unas risas, el pepinazo de salida.

    Lorenzo y Toro se fueron enseguida para adelante. Ya no los vería hasta meta. Almudena, Choco y yo salimos a la vez, y Pecoby y Bike Travel algo más retrasos. Los primeros kilómetros fueron alucinantes. Todo el pueblo estaba en la calle, como si aquello fuese el acontecimiento del año, que lo era. Cámaras de fotos, videos, hasta banderas por todos lados.

    Al llegar a zona de tierra la cosa iba bien. Extrañamente me sentía relajado y las piernas funcionaban a las mil maravillas. Me preocupaba que Almu no fuese nerviosa por tanta gente alrededor y que fuésemos los tres en grupo.

    Al llegar a la primera cuesta dura (Caviedes), de pocos kilómetros, cogimos buen ritmo y la pasamos sin dificultad. Después vino la subida al muro de “La Cocina”, donde todo el mundo pone pie a tierra por culpa de lo malo del terreno y la bestial rampa que presenta (yo la pude subir enterita, je, je). Y allí me despegué de Jesús y Almu. Iba bien y decidí, sin forzar, seguir a mi ritmo, que ya me cogerían más arriba o en el siguiente avituallamiento. Así subí el Soplao y al llegar al segundo avituallamiento me paré a la espera de que llegasen los dos y continuar juntos. Pero cuál fue mi sorpresa cuando recibí una llamada del mentecato anunciándome que Almu había perdido las pastillas de freno y que, además, no se encontraban bien, así que se iban a retirar. Vaya mazazo de moral!.

    Con un sentimiento de impotencia, bajé el puerto en la búsqueda del servicio técnico. Allí me dijeron que podían arreglar la avería, que tenían pastillas Shimano, así que llamé al Choco y me dijo que daba igual, que continuase, que ellos ya verían lo que hacían.

    Seguí la marcha en la búsqueda de las primeras rampas de Monte Aa. Me sentía fatal, tela de abatido, pensando que no iba a poder cumplir mi sueño junto a ellos por culpa de una puñetera avería. Tantos y tantos kilómetros juntos y al final no podría compartir esa alegría. Pero bueno, algo dentro de mí me obligaba a ser positivo, a tirar para adelante pensando que iban a lograrlo, que Almu se repondría y que, aunque fuese en meta, nos volveríamos a ver de nuevo. Así que empecé a hablar conmigo, a decirme “Dani, vamos; lo vas a conseguir, coge a ese grupo, habla con alguien y anímate, que queda mucho y hay que llegar a meta”.

    Las cuestas del puerto, alucinantes. Algunas parecían una prueba de Copa del Mundo. La gente de los pueblos cercanos se desplazaban para pasar el día en el campo y al tiempo animarte, con cencerros y gritos de ánimo, mientras paseabas tu sufrimiento por túneles de árboles. Una auténtica gozada.

    Al llegar arriba podías ver el serpenteante camino seguido, y allí, a lo lejos, como hormigas, otros tanto compañeros de fatigas iniciando la dura prueba que uno ya había concluido.

    Tras el descenso, a comer algo, beber y recuperar fuerzas. El Moral se acercaba imponente y eran 12 km de subida con un sol cada vez más abrasador. Los manguitos evidentemente yacían ya en la mochila y los guantes largos ya no me parecían tan buena idea como al principio.

    Qué bien me vino el abrevadero, que casi al finalizar el puerto me dió la vida. Subí constante, ganando kilómetros poco a poco, adelantando a algunos que iban algo más lentos, lo que hizo ilusionarme y marcarme tiempos. A partir de aquí me dije: “Vas bien; km 80 y ningún problema. A las 4 de la tarde tengo que estar en Fuentes y después el Moral, a ver si entro sobre 11 hs”. Pero fue mi último pensamiento positivo…

    En el avituallamiento que daba entrada a la larguísima subida de Cruz de Fuentes, sentí el estómago vacío. En los anteriores había hecho paradas de 5 minutos, a lo sumo 10 (en el Moral llamé a mi MDR y a un amigo), pero entonces necesitaba relajarme algo más. Cogí un plátano, un acuarius, un pastelito y sándwich. Como no podía cortar la comida con las paletas, iba desgranándola con los dedos y después a la muela, y así, como rito, fui reponiendo fuerzas.

    Comencé el puerto a las 2 de la tarde. Los primeros kilómetros, más tendidos, fueron transcurriendo bien, pero no me sentía tan “fino” como antes. La cabeza, sin embargo, no estaba mal, aunque pensando que si hubiese entrenado en condiciones el último mes quizás la cosa pintaría distinta.

    A tres kilómetros de la cumbre, después de 12 de continuo tran-tran, hice “cataclash”. Iba con todo el desarrollo mentido y aún así, nada de nada. La verdad es que no me preocupé demasiado. Todos los que llevaba alrededor iban igual. Aquello era un reguero de pacientes, de bikers resignados a la espera de ver la última cuesta. Me comí otro plátano, respiré bien, me puse a caminar unos metros, a la espera de encontrar de nuevo los “biorritmos”, y cabalgué de nuevo para afrontar lo poco que quedaba.

    Menuda bendición cuando vi la cima del puerto, aunque me jodió coincidir con la falta de agua fresca. Se había terminado y el camión que la traía estaba a punto de llegar (por cierto, chapó para la organización; perfecta!).

    Después vino la Palombera y Venta Vieja, que las subí sin forzar a la espera de recuperar, y tras un largo descenso llegué de nuevo al Moral, para subirlo por donde lo había bajado hacía ya unas cuantas horas. En el avituallamiento pregunté cómo era: “Tendidita los primeros kilómetros y los últimos 4 se endurecen”, así que cogí aire y comencé a subir. Sabía que me quedaban 7 kilómetros de sufrimiento para alcanzar el ansiado 140, y de allí todo para abajo hasta meta.

    Comencé a subir bien, pegado a un chaval que parecía controlar bien el ritmo, pero no me pude contener al ver una fuente enorme de agua fresquita justo a mitad de cuesta, así que dejé que se fuese y decidí descansar. Después me arrepentiría.

    Me eché agua por la cabeza, me tomé un gel, y cuando quise montarme no podía. Me entró un mareo que hizo que me fuese al suelo. Iba demasiado acalorado y de pronto me había enfriado con el agua fría. Le pedí a uno que me cogiese los pies para elevarlos por encima de la cabeza. Y sólo cuando pasó un buen rato me sentí mejor. Anduve un ratillo, me convencí de que no pasaba nada, y para arriba.

    Pero esa montaña no quería que la terminase tranquilo. El cuádriceps de la pierna derecha comenzó a montarse. Se movía sólo y tenía que cambiar de forma de pedalear para evitar el dolor intenso. Así que, sin pensármelo mucho, me bajé y comencé a andar. Me quedaba un kilómetro y aunque fuese a rastras coronaba. Y qué buena idea tuve, porque fue mano de santo. El músculo dejó de molestar y pude completar el coloso a lomos de mi burra.

    La sensación al llegar arriba del Moral y pensar que sólo me quedaba bajar fue indescriptible. Aquí sí que me hubiese gustado tener cerca a la gente que quiero. Casi estaba llorando al ver el avituallamiento. Y como de alguna manera tenía que dejar inmortalizado el momento, me puse a grabar un video para Susana, mi esposa, y su contenido me lo reservo.

    La bajada, peligrosa. Como me había estado pasando durante toda la jornada, me adelantaron unos cuantos bikers. Iban con mucho cuidado. Pensaba en mi caída, en lo peligroso de darme un nuevo trompazo y en “qué más da unos minutos menos”, así que me lo tomé "piano". El objetivo era llegar.

    Las últimas rectas las hice a ritmo de diablo. Incluso un grupillo que me pasó gritaron: “Ponte a rueda, ponte a rueda”. Aquello se convirtió en un espectáculo de relevos.

    Al llegar a meta, Lorenzo y Rafa me esperaban. Me abracé a ellos y pasé por el arco. Había tardado 12 horas 10 minutos en llegar y el sueño, por fin, estaba cumplido.

    Ahora tocaba esperar al resto. Estaba nervioso porque no tenía noticias de Almu y Jesús. Suponía que habían seguido. No me cogían el teléfono y no veía ningún mensaje de ellos. También Pedro y Antonio parecían ir bien. Algunos en meta nos dijeron que los habían visto.

    Poco tiempo después, allí estaban. Primero la pareja feliz, después “The Gobler King” (perdoan, Pedro, ja, ja, ja) y por último el incansable Antonio, recibido en meta por Lon, su simpatica novia.

    ¡¡¡Lo habíamos conseguido!!!

    Entre la paliza y las anécdotas, nos quedamos fritos en un momento. Al día siguiente las lumbares chirriaban, y no sin esfuerzos nos dimos la vuelta, programando en el viaje nuestro nuevo reto: La Pedals de Foc 2011 (210 km y 6.000 m de desnivel non stop). Tras comer en Salamanca, sorprendiéndonos de los ecos que tenía el foro (aquí todo se sabe), llegamos ya tarde a Sevilla, siendo recibidos por nuestra presidenta como si fuésemos héroes, que sin pudor reconozco que todos, aunque sea un poco, lo hemos sido. Y es que, aunque no está bien que yo lo diga, para hacer esto se necesitan un para de OO.

    Y para poner fin a este relato, debo hablar de mis compañeros y amigos:

    Lorenzo: Pedazo de descubrimiento. Ya te conocía pero ahora he confirmado lo que ya sabía. Gran persona y enorme deportista, de la gente que uno quiere tener a su lado durante mucho tiempo. Gracias por tus consejos y por tus ánimos!.

    Rafa: Un cachondo. A nada pones problema y a todo te adaptas. Espero coincidir muchas veces más contigo. Y lo de la Titan no se descarta, eh.

    Pedro: Un trozo de pan… bueno, más bien de pestiño, ja, ja, ja. Sevillista tenía que ser. Y aficionado a la pesca. Poca gente es tan buena persona como tú, amigo. Y se nota por la de gente que te quiere (no le paraba de sonar el teléfono al tío).

    Antonio: Si todos teníamos ilusión tú has demostrado que a ti te sobraba. Querer es poder, o como dice mi firma, “Ad Augusta Per Angusta”, o lo que es lo mismo, “a grandes resultados por vías estrecha”, como decían los romanos. Enhorabuena por tu éxito!. Ve pensando en la Pedal de Foc.

    Y para el final dejo a la collera, los chirris, espoooso y espooosa, mis amigos Jesús y Aludena: Sin vosotros no hubiese conseguido esto. Los entrenos, preparados con mimo, siempre ha sido perfectos, y las rutas, grandes gestas. Vuestra compañía ha sido un aliciente más para afrontar el reto, y más después de la caída, en la que me ayudasteis tanto. La espinita, no haberla compartido hasta el final, pero así son los caprichos de una prueba. Muchas gracias por ser como sois y ojalá sigamos compartiendo durante muchos años estas aventuras además de una larga amistad.

    Bueno, y por fin acabo. Sólo me queda por decir que para el año que viene seguramente no repetiremos. Otros Hispas deben ir en nuestro lugar. Nosotros visitaremos el Pirineo, o si se tuerce otro lugar. Pero animo a todo el mundo a que descubra lo glorioso de una prueba como esta, llena de heroicismo, de gesta. Así que, a todo el que lo lea y se atreva, VIVA EL SOPLAO 2011! ÁNIMO!!!

    Dejo algunas fotos (aquí están todas las que yo hice: http://picasaweb.google.es/dnportero/LOS10000DELSOPLAO22My10?authkey=Gv1sRgCKeCq6GdkpvG3QE#):

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    HASTA EL PRÓXIMO RETO! OS ESPERAMOS!
     
    Última edición por un moderador: 31 May 2010
  20. Lorenzo

    Lorenzo Guest

    IM-PRESIONANTE la crónica. :aplauso2
     

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