Van un manco, un cojo y un parapléjico al santuario de Lourdes, para ver si allí pueden curarles algo. Cuando llegan al manantial el manco decide meter el muñón en el agua, al rato saca el brazo y ve que tiene la mano completa. - ¡Dios mío, gracias por este milagro, te rezaré todos los días! El cojo se queda alucinado y decide meter él también la pierna; al cabo de un rato la saca y dice: - ¡Dios mío! ¡Milagro, mi pie vuelve a estar en su sitio y con todos sus dedos! ¡Gracias! Le toca el turno al parapléjico y dice: - ¡Por favor, compañeros, métanme a mi entero en el agua, a ver si yo también me curo! Sus amigos lo meten con la silla de ruedas inclida dentro del agua y un momento después lo sacan. - ¿Qué pasa? ¿Cómo te sientes? ¡Intentá levantarte! El inválido pretende levantarse, pero tras varios intentos se rinde: - No puedo, esto no sirve de nada. Y le dicen sus amigos: - ¿Cómo que no te sirvió de nada? ¡Mirá tu silla! Ruedas de aluminio, espejo retrovisor, frenos ABS y con motorcito!!!